EL EQUIPO CREATIVO Y LA FORMA DE
La Bella y La Bestia es el musical basado en la película de Disney de 1991, aunque podríamos decir directamente que es una réplica de la película de dibujos animados. Para llevar a cabo la adaptación al musical se necesitaba un gran equipo creativo que fuera capaz de trasladar toda la esencia de la película al escenario, transformando cada uno de los detalles. Para ello contaron con la adaptación del libreto de Linda Woolverton. El mismo compositor, Alan Menken, se encargó de la ambientación sonora y juntamente con Tim Rice y Howard Ashman crearon nuevas canciones y letras para coser el musical con gran maestría. La Bella y La Bestia consiguió 6 nominaciones a los Premios Oscar y fue la primera película de animación de la historia que optó al Oscar a la Mejor Película. Finalmente ganó 2 Oscar (Mejor Canción y Mejor Música Original) y además recibió 3 Globos de Oro y 2 Grammys.
La versión teatral de La Bella y La Bestia, considerada ya un clásico moderno, lleva representándose en Nueva York ininterrumpidamente desde 1994 y siempre se ha estado representando en algún país del mundo.
En España, La Bella y La Bestia se estrenó en Madrid en 1999 y obtuvo récord de permanencia hasta ese momento con 27 meses en cartel. Después del gran éxito ha estado durante dos largas temporadas en Barcelona. El espectáculo es una réplica exacta de la puesta en escena de Nueva York llevando consigo la soberbia de Broadway. Los decorados y el vestuario representan a la perfección el fascinante universo de la película animada. El ritmo, el sonido, los diálogos, las canciones y las actuaciones recrean, en su conjunto, efectos cinematográficos. Los espectadores, tanto grandes como pequeños, salen del teatro con la sensación de estar inmersos en un cuento de hadas y es que gracias a la iluminación, los decorados, el excelente vestuario, los efectos especiales y la grandeza de la música en directo nadie puede escapar de la magia de este musical. Citar únicamente la importancia de la música y la voz en directo en un espectáculo de estas características. Una orquesta formada por 15 músicos trazando el camino por donde van navegando unos excelentes cantantes conforma el elemento más importante para que fluya la magia.
La versión teatral de La Bella y La Bestia, considerada ya un clásico moderno, lleva representándose en Nueva York ininterrumpidamente desde 1994 y siempre se ha estado representando en algún país del mundo.
En España, La Bella y La Bestia se estrenó en Madrid en 1999 y obtuvo récord de permanencia hasta ese momento con 27 meses en cartel. Después del gran éxito ha estado durante dos largas temporadas en Barcelona. El espectáculo es una réplica exacta de la puesta en escena de Nueva York llevando consigo la soberbia de Broadway. Los decorados y el vestuario representan a la perfección el fascinante universo de la película animada. El ritmo, el sonido, los diálogos, las canciones y las actuaciones recrean, en su conjunto, efectos cinematográficos. Los espectadores, tanto grandes como pequeños, salen del teatro con la sensación de estar inmersos en un cuento de hadas y es que gracias a la iluminación, los decorados, el excelente vestuario, los efectos especiales y la grandeza de la música en directo nadie puede escapar de la magia de este musical. Citar únicamente la importancia de la música y la voz en directo en un espectáculo de estas características. Una orquesta formada por 15 músicos trazando el camino por donde van navegando unos excelentes cantantes conforma el elemento más importante para que fluya la magia.
LA BANDA SONORA, CREACIÓN DE NUEVOS TEMAS
Necesidad de nuevas canciones para vehicular la trama
La producción cuenta con varias canciones compuestas expresamente para el teatro que no se encontraban en la película original, así como el número Ser humano otra vez, que fue escrita para la película original, pero que en un principio, se eliminó del montaje final. Precisar que en la reedición del DVD, que ha salido a la venta en noviembre de 2010, si que se incluye esta escena, con la canción, dentro de la película. Estas canciones añadidas en el musical ayudan a tejer la trama de manera que la letra de las canciones forma parte del discurso audiovisual del espectáculo. Es decir, que necesitamos las canciones para entender las acciones que se van sucediendo. Algunas de ellas han cambiado respecto al lugar que ocupaban en la línea del tiempo de la película y también han sufrido pequeños cambios en las letras, para conseguir una mejor adaptación. Aquí ponemos la lista de las canciones de la película y la del musical. La mayoría de las canciones de nueva creación para el musical recogen la esencia de los diálogos de la película. Es por eso que cuentan como temas nuevos que no aparecen en el film. Otros dan origen a la creación de coreografías o tienen una presencia de la música tan notable que, sin ser cantadas, se han incluido como tales en el CD de la Banda Sonora del Musical. Por ejemplo, el tema Lobos, que en la película tiene la función expresiva y ambiental, ayuda a crear suspense, rapidez y acción; mientras en el musical, además de cumplir esas funciones tiene la consideración de tema musical. Eso refleja la gran importancia de la música en La Bella y la Bestia.
1. Prólogo
2. Bella
3. Bella (reprise)
4. Gaston
5. Gaston (reprise)
6. ¡Qué festín!
7. Ser humano otra vez
8. La Bella y la Bestia
9. Algo nuevo
10. Asalto al castillo
1. Prólogo
2. Bella
3. No importa qué
4. No importa qué (reprise)
5. Lobos
6. Yo
7. Bella (reprise)
8. Hogar
9. Hogar (reprise)
10. Gaston
11. Gaston (reprise)
12. No puedo imaginar
13. ¡Qué festín!
14. Si no puedo amarla
15. Entreacto
16. Lobos II
17. Algo nuevo
18. Ser humano otra vez
19. Loca mansión
20. La Bella y la Bestia
21. Si no puedo amarla (reprise)
22. Un cambio en mi
23. El linchamiento
24. Hogar (reprise II)
25. Transformación final
Las canciones del musical contienen infinitas secuencias de melodías que fueron creadas para la película. El método de trabajo de los músicos, en este caso particular, funcionaba a la inversa de lo habitual: tuvieron que crear, a partir una melodía concreta, canciones con letra y significado narrativo. Por ejemplo, la canción Si no puedo amarla, está creada a partir del leitmotiv de la Bestia, aunque vemos que la estructura de la canción es claramente comercial, rehuyendo un poco de la propia esencia del musical.
Si alguna canción nos llama la atención es Entreacto. Pues cabe citar aquí su razón de ser y su función. En los orígenes de la ópera romántica se incluían piezas externas a la obra pero que contenían temas o motivos de la misma. Eso servía de obertura para empezar el concierto un tanto contextualizados. Pues vemos que la mayoría de los musicales modernos siguen también esta estructura y nos presentan dos piezas que funcionan de apertura de la primera y la segunda parte, como si de un remix se tratara mientras los espectadores acaban de llegar a sus asientos. Así encontramos dos temas que funcionan como prólogo, introducción o demás en otros musicales; como Mamma Mia, El fantasma de la Ópera o Spamalot entre otros. En La Bella y la Bestia encontramos el Prólogo, que nos introduce en la historia y el Entreacto que nos presenta una recopilación de los temas del musical y Lobos II pretende hacer algo parecido.
ANALISIS DE DOS CANCIONES
Canción ¡Qué festín! en la película:
La canción “¡Qué festín!” en la película de Disney presenta una introducción con un texto de presentación sobre una melodía con acordeón, al estilo francés, en el que Lumière le explica a Bella que han preparado un banquete especial para ella. Seguidamente el candelabro entona a capella Qué-fes-tín hasta que arranca un acompañamiento muy suave sobre el que se puede escuchar el sonido de metal de los cubreplatos. Es una parte, por así decirlo, de presentación dónde se da mucha importancia a la explicación de Lumière. Seguidamente se da un giro importante en el momento en que aparecen los platos haciendo un baile con coreografía. Ese cambio se detecta en la mayor intensidad de los instrumentos así como en el coro femenino (que únicamente acompaña con un ohhhh) que da mucha más presencia a la escena. Eso también le otorga cierto aire de magia. Después el coro, al que se añaden los hombres, anuncia los platos del menú "hay ragu, hay souflet" y ese incremento nos lleva al final de esta parte con una triple repetición de "¡Qué festín!".
Un pequeño silencio nos anticipa una nueva parte; Din Don, solo, debajo de un foco de luz, se muestra incómodo porque no han contado con él para el banquete. Es entonces cuando recuperamos la melodía del inicio, con el acordeón y un violín al estilo francés, pero esta vez con unos acordes menores y decrecientes. Todo toma un tono melodramático, incluso la luz se ha convertido en azul, de un tono muy frío. Además, unos cascabeles que simulan la nieve, de forma extrediagética, se convierte en diegética cuando vemos que son dos saleros que están tirando sal. Un cambio de tono, un tanto brusco, nos conduce hacia la tercera parte mucho más alegre, con un ritmo más acelerado y dinámico. Ésta se separa de la segunda con un paro de la melodía, un pequeño silencio a nivel musical, donde Lumière le da paso a la Señora Potts que canta con música orquestal de fondo, más alegre y más parecida a la de la primera parte. Al mitad de esta tercera parte vuelven a aparecer las palabras "¡Qué festín!", dos veces, de forma muy potente, con varias voces y acompañadas de imágenes dinámicas y rápidas en las cuales los objetos animados empiezan a conforman un gran baile. A partir de ese momento la música se presenta en su máximo esplendor con diferentes melodías para cada instrumento donde los violines tienen secuencias muy cortas y vivaces acompañadas por un coro que hace de pedal y otro que va cantando la melodía. Destacar el momento del crescendo, cuando las dos hileras de velas se van abriendo una tras otra para descubrir a Lumière, que tras la culminación apoteósica de ese crescendo da paso a una secuencia muy rítmica en la cual podemos apreciar un ralentí de la melodía. Esa misma melodía recuperará el ritmo original que permite que la sincronización con los gestos y movimientos de Lumière y las cucharas. También podemos apreciar una modulación operística de la soprano que representa al armario para mostrar aun más la espectacularidad del momento. Finalmente la coda nos conduce al final, el importante “¡Qué festín!” se repite otras tres veces, aumentando cada vez más el volumen y la potencia para terminar con un “¡Qué gran festín!” con unas notas prolongadas y muy marcadas que anuncian un final apoteósico.
La canción ¡Qué festín! en el musical tiene prácticamente la misma estructura que acabamos de ver para la película. La primera parte de la canción podríamos decir que es exactamente igual, el único cambio apreciable es que el acordeón que nos introduce al tema está aquí acompañado por más instrumentos de percusión como timbales muy grabes. En la escena donde inicialmente sólo aparecen Din Don y Bella se fan añadiendo los utensilios del banquete, primero un tenedor, un cuchillo y una cuchara y el coro femenino que escuchamos pero no vemos en escena aparece tras un telón translucido gracias a un cambio de luces, es entonces cuando ya tenemos a unos diez bailarines en escena. Un cambio interesante es ver que la segunda parte, donde aparecía Din Don triste porqué no contaban con él para el banquete, no es exactamente igual en el musical. Encontramos en este momento la parte instrumental con una pequeña variación sobre la cual Lumière pide a Bella que baile con él, así que los dos personajes empiezan un pequeño baile por el escenario. Este cambio se produce para potenciar el espectáculo en vivo y en directo, ya que enriquece mucho el feeling con el público porqué es más cercano. Pero ese cambio no interfiere en la estructura global del tema ya que seguidamente recuperamos la tercera parte. Un coro femenino de ohhhh al estilo griego introduce a través de un crescendo muy potente y vivaz la aparición de la Señora Potts. A medida que va cantando la tetera van entrando todos los utensilios, los platos, las cucharas, las servilletas, la sal, la pimienta, etc. Así podemos entender el cambio respecto a la película ya que los actores necesitan un tiempo para cambiarse de vestuario y aparecer de nuevo en escena caracterizados como auténticos utensilios. Por así decirlo, ese tiempo en que Bella y Lumière bailan es necesario para el desarrollo logístico de la escena. La intervención de la señora Potts da paso a la escena que ha cambiado de posición en la que Din Don está deprimido por tener una vida de sirviente convertido en un reloj. Aquí hay otra estructura totalmente nueva que es una melodía con el acordeón simulando un tango con mucho glamur que bailan Lumière y una fregona de la que está enamorado. Es una melodía totalmente diferente a las que hemos escuchado hasta ahora y que quiere parecer una reminiscencia de otras melodías conocidas. Eso nos conduce a una presentación de todos los utensilios en la que aparecen haciendo bailes espectaculares que sustituye a la escena gráfica en la que vemos las series de platos y copas en la pantalla. Por lo que hace referencia a la parte musical final se podría decir que es prácticamente igual, un final apoteósica típico de los musicales de Broadway. Encontramos el mismo ralentí que funciona como la coda, la preparación para el final. Con la repetición de las palabras qué festín, se da mucha importancia a esa última repetición, como en la película. Esa forma de acabar crea el mismo efecto que en la película, una idea de crescendo que nos anuncia el final. La espectacularidad también es presente porque en la película hacen figuras y dibujos impetuosos pero en el musical las coreografías también son muy elaboradas e impresionantes. De forma general se puede decir entonces que la estructura global de la música se respeta, aunque sufre algunas alteraciones y se añade alguna parte que no está presente en la película. De esta forma se conserva la transmisión de energía que pretende dar este tema. Los cambios que aparecen sólo sirven para paliar problemas escenográficos o para, al contrario, aprovechar la escena para introducir nuevos números de bailes y conseguir la misma espectacularidad y el mismo atractivo que en la película.
Canción “La Bella y la Bestia”, en la película:
La canción empieza con cinco notas que crean una melodía ya muy conocida para todos, porqué como hemos citado anteriormente este se convierte en el leitmotiv final de la relación entre ambos personajes. Esta melodía de cinco notas se repite 2 veces mientras vemos aparecer a Bella en la parte izquierda de la escalera. Cuando Bestia aparece por la derecha se vuelve a repetir dos veces esta melodía pero mientras para Bella se utilizaba el viento, la cuerda de violín es la que se utiliza para él. Vemos así la presentación de los dos personajes que se encuentran en una majestuosa e inmensa escalera en la cual uno aparece por la derecha y otro por la izquierda. Esta escena se parece un poco al encuentro entre Rose y Jack en Titanic. La señora Potts empieza a cantar cuando los dos personajes se reúnen en el rellano en medio de la escalera. Es una escena muy dulce, tierna. La música va alternando frases con el violín y con el clarinete mientras sigue un acompañamiento con el piano muy rítmico pero a la vez muy suave. Esas frases se van intercalando con los versos que canta al señora Potts. Hay un momento en que aparece un perchero tocando el violín junto a la mesa donde están cenando, entonces debemos considerar que el violín pasa a ser intradiegético. La función dramática nos presenta a los dos personajes mientras cenan, muy bien vestidos y arreglados. En el momento de la famosa frase "Bella y Bestia son" se dirigen al salón donde van a bailar. La frase es muy dulce y con una intensidad muy baja pero que se incrementa después del silencio para llevarnos al "Hoy igual que ayer, pero nunca igual" en el que empiezan a bailar. Vemos a Bella muy ilusionada y a la Bestia un tanto angustiado por el miedo a no saber hacerlo bien. Esta segunda parte está acompañada por un crescendo de la intensidad musical y vocal además de un tintineo de una cortina de metal consiguiendo así una sensación mágica. Eso nos conduce a una parte más orquestal donde se van intercalando por frases melódicas reafirmando así la confianza de la Bestia en sí mismo. Después del estribillo se repite la melodía de la primera estrofa para terminar con el estribillo "tiemblan de emoción, Bella y Bestia son" en un decrescendo de la melodía que acabará con las notas del leitmotiv, cerrando la canción tal y como la han empezado. Por lo que hace referencia a los aspectos formales es una escena menos llamativa si la comparamos con ¡Qué festín! pero hay que tener presenta que esta es una canción romántica por excelencia. Aunque es un compás 4/4 toma presencia de vals con una melodía majestuosa que ha pasado a la historia.
Encuentro interesante la comparación que se ha hecho entre la película de la bella y la bestia y el musical estrenado por primera vez en 1999 en Madrid. Efectivamente creo que el musical posee toda la magia de la película gracias a su decorado y a los increíbles cantantes que forman parte del elenco como Sra. Potts en el año 2000 interpretada por la cantante Kirby Navarro en Madrid. Encuentro el contenido sobre este tema coherente y con referencias sólidas para demostrar estas ideas. Estoy de acuerdo con el análisis que he podido leer de la comparación entre la película y el musical. Unas ideas concisas, precisas que nos aclaran la visión de La Bella y la Bestia de Walt Disney.
ResponderEliminarSoraya Derouiche.